Del horno más antiguo de València a un local de cafés para llevar: la turistificación de El Carme

Sociedad

El barrio histórico del centro de la ciudad, donde viven 7.100 residentes, tiene más de 1.500 plazas turísticas y los vecinos exigen que se construya más vivienda en solares vacíos

Dos turistas pasan por delante del horno de San Nicolás, todavía en periodo de reformas.

Dos turistas pasan por delante del horno de San Nicolás, todavía en periodo de reformas.

LV

En octubre de 2023, casi por sorpresa, Ramón bajó las persianas del Horno San Nicolás. Con la esperanza todavía de poder reabrir en un futuro, el propietario cerraba su negocio ante la imposibilidad de abordar el elevado presupuesto de una serie de reformas que la Administración le exigía para adecuar el viejo local a la actual normativa. Desde entonces, el establecimiento, cuyas primeras referencias se remontan a 1704 cuando aparece en los mapas de la ciudad de València una plaza con el nombre de la Plaza del Horno de San Nicolás, ha permanecido cerrado.  

Mucho se especuló con el futuro de este bajo ubicado en el barrio de Carmen, al lado del Colegio Mayor Rector Peset y a pocos metros de la Lonja y casi contiguo a la animada Plaça del Tossal. Hace unas semanas empezó el movimiento y, finalmente, ya se ha desvelado el tipo de negocio que ocupará el lugar del histórico horno. No será uno nuevo, sino uno de esos locales de café para llevar que tanto han proliferado en los últimos meses en el centro de València. Lugares idóneos para aquellos que visitan la ciudad (también para vecinos, los que quedan, con prisas) y que quieren su dosis de cafeína antes de empezar su visita turística o su jornada laboral.

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La fachada del horno de San Nicolás.

Un moderno establecimiento que todavía mantiene un rótulo de 1802 en su fachada que promete “oler a pan tostado y café” y “cosas al horno que puedes llevar contigo”. Un nuevo concepto que pone en evidencia como el centro de València está mudando la piel hacia locales muy pensados para la nueva realidad.

Según las cifras del propio Ayuntamiento de València, el barrio de El Carme tiene 1.570 plazas turísticas y 4.215 viviendas para una población de 7.158 vecinos. Un ratio que le sitúa en el 21,93% en cuanto a plazas turísticas por población. No es el más alto de la ciudad, el caro barrio de Sant Francesc está rozando el 63% impulsado por sus 63 hoteles. De hecho, según el portal de la entidad municipal Visit Valencia que informa de la oferta online de apartamentos turísticos, en todo el centro histórico hay 8.352 plazas. 

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Una circunstancia que explica los cambios en la tipología de negocios que se han abierto en los últimos tiempos. Un buen ejemplo de ello es el Mercado de Mossén Sorrell que cada vez es menos un mercado al uso, pues ya hace tiempo que cerraron la pescadería y la carnicería, y donde triunfan sitios para tomar ostras o sofisticadas y sabrosas tapas con una amplia carta de vinos. Las oficinas bancarias que bajaron la persiana en la crisis financiera de hace años han estado cerradas hasta que hace unos meses se decidió abrir un coworking. La mítica discoteca Casa Vella se ha convertido en un hotel de cuatro estrellas de la cadena Axel Hoteles, todavía pendiente de inauguración. Como los muchos de los establecimientos hoteleros que se están construyendo siguiendo el trazado de la antigua muralla que rodeaba el barrio.

La antigua Casa Vella, convertida en un hotel.

La antigua Casa Vella, convertida en un hotel.

LV

Por suerte para los vecinos, ha habido otras aperturas recientes no pensadas en clave turística como la inauguración de la librería La Lenta, donde cada semana se organizan charlas, eventos y presentaciones.

Una turistificación que conlleva importantes problemas a la hora de acceder a una vivienda, con los precios y los alquileres disparados, como ya empieza a suceder también en la periferia de la ciudad. A ello, contribuyen también los muchos solares vacíos que todavía quedan en el barrio, como llevan tiempo denunciando la asociación de vecinos del barrio.

Los carteles de denuncia de la asociación de vecinos del Carme.

Los carteles de denuncia de la asociación de vecinos del Carme.

LV

Desde hace algún tiempo, en distintas paredes han aparecido hojas en las que se pide a la Administración “la construcción de todos los solares de propiedad pública” y que dicho suelo se destine a “vivienda pública” y a precios acordes con los salarios. La reivindicación es clara: “Necesitamos viviendas, necesitamos vecinos”. Y se anima a los residentes a denunciar y a escribir de su puño y letra el nombre de aquellos solares vacíos que consideran se podrían habilitar para evitar que muchos vecinos abandonen el barrio. Ya se han denunciado hasta ocho suelos vacíos.

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