Lo primero que hacemos cuando tenemos móvil nuevo es tirar el viejo a la basura o, con suerte, lo guardamos en un cajón hasta que se momifica. Sin embargo, esta mala costumbre podría tocar a su fin si prospera el invento que han diseñado unos investigadores de la University of Tartu, en Estonia, aprovechando las grandes capacidades que tienen los smartphones actuales y también los de hace años.
El invento que han diseñado está pensado para sumar las capacidades de procesamiento y almacenaje de datos de los móviles y, con solo tres o cuatro unidades, se podría conseguir un aparato tanto o más potente que un ordenador.

Huber Flores y Zhigang Yin
Estamos de acuerdo en que el consejo que debe imperar es no dar por viejos unos teléfonos que podrían durar más años y no dejarse llevar por la dictadura del yoquieroloúltimo. Por otro lado, un objeto como un smartphone, si no se usa, es mejor llevarlo a la planta de reciclaje. Lo que también está claro es que esta teoría es muy fácil decirla, pero en la realidad se predica poco con el ejemplo.
Sin embargo, hay una solución que puede beneficiar a todos, de la mano de los investigadores Huber Flores y Zhigang Yin. Por unos 8 euros que cuesta adaptar cada móvil, es posible convertir estos grupos de teléfonos viejos en pequeños centros de datos.

Los microcentros de datos con móviles antiguos se podrían usar en indicadores y señalización o para captar datos de movimiento de pasajeros.
Microcentros de datos con móviles viejos
Por usos no será
Estos diminutos centros de datos tienen una amplia gama de aplicaciones. Por ejemplo, podrían utilizarse en entornos urbanos, como paradas de autobús, para recopilar datos en tiempo real sobre el número de pasajeros, lo que podría utilizarse para optimizar las redes de transporte público.
En la primera fase del proyecto, los investigadores retiraron las baterías de los teléfonos y las reemplazaron con fuentes de alimentación externas para reducir el riesgo de fugas químicas al medio ambiente. Posteriormente, se conectaron cuatro teléfonos, se les colocaron carcasas y soportes impresos en 3D y se convirtieron en un prototipo funcional listo para su reutilización, fomentando prácticas sostenibles para los dispositivos electrónicos antiguos.

No tires tu smartphone viejo, pronto le podrás dar una nueva vida.
Los resultados del equipo demuestran que la tecnología obsoleta no tiene por qué acabar en la basura. Con recursos mínimos, estos dispositivos pueden tener un nuevo propósito, contribuyendo al desarrollo de soluciones digitales más respetuosas con el medio ambiente y sostenibles.
Incluso, a largo plazo, se podría encontrtar la forma de darle un uso doméstico que el mismo usuario podrá hacerse con un kit de montaje y unas sencillas instrucciones, y tendrá un miniordenador para realizar tareas básicas... o no tan básicas.