El observatorio Chandra de la NASA ha captado un hallazgo sorprendente: un agujero negro en el universo temprano expulsando un chorro de increíble potencia, iluminado por el resplandor residual del Big Bang. Este descubrimiento se produjo durante el estudio de lo que los astrónomos han denominado “mediodía cósmico”, un periodo que ocurrió unos tres mil millones de años después del origen del universo, cuando las galaxias y los agujeros negros supermasivos crecían a un ritmo exponencial.
Está situado a 11.600 millones de años luz de la Tierra
Un agujero negro expulsando energía
El hallazgo se llevó a cabo utilizando el telescopio Chandra y el Very Large Array (VLA) Karl G. Jansky. El agujero negro, situado a 11.600 millones de años luz de la Tierra, fue observado mientras expulsaba un chorro que, al interactuar con el fondo cósmico de microondas (CMB), se desplazaba a través de la radiación e impulsaba la energía de los fotones hasta la banda de rayos X.
Los chorros que se observan se mueven a velocidades cercanas a la de la luz, alcanzando entre el 95% y el 99% de la velocidad de la luz. Este fenómeno, conocido como relatividad especial, genera un efecto de brillo cuando los chorros se acercan a la Tierra. Según los investigadores, los chorros que apuntan hacia la Tierra aparecen mucho más brillantes que los que se alejan de ella, lo que complicaba el análisis inicial de los datos.
Los astrónomos involucrados en este hallazgo desarrollaron un novedoso método estadístico que permitió separar el impacto de la velocidad y el ángulo de visión. De este modo, lograron identificar los ángulos de visión más probables de los chorros observados. Además, en vez de asumir que todos los ángulos son igualmente probables, aplica el efecto de selección relativista: los chorros que se dirigen hacia nosotros están sobrerrepresentados en nuestros catálogos.
Este descubrimiento y las conclusiones extraídas por los investigadores permite entender mejor el 'mediodía cósmico', una era en la que los agujeros negros supermasivos jugaban un papel crucial en el crecimiento del universo, y proporciona nueva información sobre su interacción con la radiación del Big Bang.