Los talleres mecánicos son lugares donde el día a día puede ser tan rutinario como cambiar el aceite a un coche o tan inesperado como resolver un misterio digno de una novela. Más allá de las herramientas y motores, estos espacios son testigos de anécdotas sorprendentes que mezclan ingenio, paciencia y, a veces, una pizca de humor y mucha psicología.
Cada coche que entra cuenta una historia, desde problemas técnicos hasta situaciones personales que acaban afectando al vehículo. Con este contexto, Roberto Peña Postigo, técnico superior de automoción y fundador de Voltazero, y Fernando Fernández Borge, mecánico en Nando Motor, comparten algunas de las historias más sorprendentes y surrealistas que han vivido en su taller.
Divorcio
Cuando el conflicto personal llega al depósito de gasolina
“Una clienta nos trajo su Suzuki Vitara porque no arrancaba. Tras investigar, descubrimos que el filtro de combustible olía raro, como a huevos podridos. Resultó que alguien había echado ácido al depósito, probablemente su exmarido, con quien estaba en conflicto por las llaves del coche. El daño fue tan grande que tuvimos que cambiar el depósito, limpiar tuberías y reparar la bomba inyectora, una avería de más de 1.000 euros”, cuenta Roberto. El problema no terminó ahí. “A los pocos días, la clienta vio desde su ventana al exmarido con una garrafa junto al coche. Efectivamente, había vuelto a echar ácido. Después de varias reparaciones, decidió vender el coche para evitar más problemas.”

No hay que aventurarse a tocar el motor de un coche si no sabes lo que estás haciendo
Antisongelante
El anticongelante casero
Quizás la historia más insólita sea la de un Renault 12 con un refrigerante fuera de lo común. “El dueño me confesó que rellenaba el circuito de anticongelante con vino casero porque le habían dicho que servía por su contenido de alcohol. Al vaciar el sistema, las mangueras estaban intactas, sin cuartearse. Nos dejó pensando: ¿será que el vino realmente funciona mejor que los productos convencionales?”, se planteó Roberto.
Aparcar en la calle
El peligro de no revisar bajo el capó
Otro caso dejó una importante lección para los conductores, especialmente en invierno: “Un cliente de Villablino nos trajo su coche porque al arrancarlo oía chillidos. Al levantar el coche y desmontar las chapas, nos encontramos un gato que, buscando calor, se había metido entre las correas”, comparte Roberto. En sitios fríos es habitual que los gatos busquen refugio en los motores, por lo que es importante golpear el capó antes de arrancar para evitar este tipo de tragedias.
La seguridad es lo primero
Cuidado con los neumáticos desgastados
La falta de mantenimiento puede salir caro. “Un cliente con un Citroën C4 nuevo vino para una revisión. Le avisamos que debía cambiar las ruedas porque estaban lisas, pero insistió en que aún aguantaban. Ese mismo día, con lluvia, tuvo un accidente grave. La reparación superó los 3.000 euros. Irónicamente, pagó de golpe lo que hubiera costado cambiar las ruedas durante toda la vida útil del coche”, recuerda Peña.

Cada pieza del coche tiene su función y posición concreta para que funcione adecuadamente
Faros del coche
Un misterio a todas luces
Fernando añade una anécdota relacionada con la curiosidad de un cliente: “Un señor cambió una bombilla y tocó los fusibles sin saber lo que hacía. Los puso mal y creó fallos eléctricos que me volvieron loco hasta que descubrí que había cambiado fusibles de sitio sin decírmelo”.
Estas historias, aunque cómicas o sorprendentes, nos recuerdan la importancia del mantenimiento adecuado y de dejar las reparaciones en manos de profesionales. Detrás de cada anécdota hay una lección, y los mecánicos como Roberto y Fernando nos lo demuestran con ingenio y paciencia.

El taller mecánico Autosama está ubicado en la calle Doce de Octubre de León