Pit Bull Terrier, Staffordshire Bull Terrier, American Staffordshire Terrier, Rottweiler, Dogo Argentino, Fila Brasileiro, Tosa Inu y Akita Inu. Quizás algunos de estos nombres no os suenen, pero todas son razas de perro incluidas en el Anexo I del Real Decreto 287/2002, una normativa que impone un yugo sobre estos animales. Esta ley los estigmatiza y los condena a la invisibilidad en refugios ya saturados con ejemplares de estas razas.
Para abordar esta problemática, tengo el gusto de hablar con Cristóbal López Bautista, policía local, portavoz de “Unidos en Apoyo a las Razas PPP”, creador de las páginas “Profesionales VS Ley PPP” y miembro del Consejo Asesor de la sección de Derechos de los Animales del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid. Con una gran experiencia en la educación canina y una visión crítica sobre la legislación actual, Cristóbal tiene un enfoque claro sobre la necesidad de cambiar la Ley de Perros Potencialmente Peligrosos (PPP).

Cristóbal lucha por la causa de los estigmatizados PPP
En un principio, la Ley de Perros Potencialmente Peligrosos fue creada para proteger a la ciudadanía de ataques de perros, pero su aplicación está tan mal estructurada que acaba siendo un arma de doble filo. “La ley no tiene base científica ni veterinaria”, afirma Cristóbal rotundamente. “Se centra en razas específicas, sin considerar el comportamiento individual del perro o el entorno en el que se cría. Está pensada para generar miedo, no para resolver problemas reales.”
De hecho, Cristóbal subraya que el problema no está en el perro en sí, sino en su educación, manejo y las circunstancias en las que se encuentra. “No es lo mismo un perro criado en una casa con un tutor responsable que uno que ha sido maltratado o que ha pasado por una socialización deficiente”, explica. En su opinión, la ley debería enfocarse en el comportamiento de los perros, no solo en su apariencia física.
Perros invisibles
Una clasificación errónea: razas y características físicas
Cristóbal cuestiona cómo la ley clasifica a los perros como 'Potencialmente Peligrosos'. Según la legislación, no solo razas como el Pit Bull Terrier, Rottweiler o Akita Inu están en el Anexo I del Real Decreto 287/2002, sino que también se consideran PPP aquellos perros que presenten una serie de características, como una “fuerte musculatura, aspecto poderoso, robusto, configuración atlética, agilidad, vigor, resistencia o marcado carácter”. Es decir, cualquier perro que tenga estas características anatómicas o actitud agresiva puede ser incluido en la lista, aunque no sea de una raza considerada tradicionalmente potencialmente peligrosa.
Cristóbal explica que este enfoque es erróneo, ya que se basa en una percepción superficial y descontextualizada de lo que realmente hace a un perro peligroso. “Un perro con una musculatura fuerte no es necesariamente un perro peligroso”, señala, “y el peligro no está en la apariencia, sino en el comportamiento que se ha fomentado a lo largo de su vida”. Este enfoque errático no solo genera confusión entre los ciudadanos, sino que también perpetúa la estigmatización de perros que, si se les diera la oportunidad adecuada para socializar y ser educados, podrían ser perfectamente animales familiares y equilibrados.
No se puede encasillar a un perro como peligroso solo por su fenotipo. Es como decir que una persona es peligrosa por su aspecto físico
Uno de los puntos más dolorosos para Cristóbal es la masificación de perros catalogados como PPP en los refugios. “Los refugios están saturados de perros de estas razas, y muchos de ellos ni siquiera deberían estar allí”, afirma. Los perros que entran en esta categoría se enfrentan a una especie de condena por su sola apariencia, sin una evaluación adecuada sobre su comportamiento individual. Esto no solo afecta su bienestar, sino que también dificulta su adopción. “Muchos de estos perros nunca han tenido una oportunidad real”, lamenta Cristóbal. “Son animales que han sido maltratados, desnutridos o simplemente ignorados por una ley que los condena desde el principio por su fenotipo.”
“Están dejando a perros morir en centros de protección animal y en perreras por una normativa sin ninguna base etológica, científica ni veterinaria”, afirma. Para él, la Ley PPP se basa en el miedo y en estereotipos más que en datos reales. “No se puede encasillar a un perro como peligroso solo por su fenotipo. Es como decir que una persona es peligrosa por su aspecto físico.”

Cristóbal es creador de las páginas “Profesionales VS Ley PPP” y miembro del Consejo Asesor de la sección de Derechos de los Animales del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid
Pero Cristóbal señala una gran incongruencia: “mientras que a ciertos perros se les exige bozal y correa corta, una niña de 11 años puede llevar un mastín tibetano de 75 kilos a un pipicán. Eso es terrorífico”. La ley actual no distingue entre perros educados y perros realmente peligrosos, sino que se basa en listas arbitrarias de razas.
Además, la regulación varía entre comunidades autónomas en España, lo que crea aún más confusión. “En algunas comunidades autónomas y municipios se incluyen, ilegalmente, más razas de las ocho que marca la normativa nacional. ¿Cómo es posible que en un sitio un perro sea un peligro y en otro no?”, cuestiona Cristóbal.
Un largo camino
El modelo de otros países: tenencia responsable frente a prohibición de razas
Hay algo claro: el enfoque de España contrasta con el de otros países europeos. “En otros países no se prohíben razas, se regula la tenencia de perros en general, y eso es lo que reduce los problemas”. Países como Holanda han apostado por una legislación basada en la tenencia responsable, lo que ha llevado al abandono cero. Mientras tanto, en España “somos el país número uno en abandono de perros en Europa”.
“Desde asociaciones españolas se están exportando perros a países como Alemania, Inglaterra y Holanda porque allí hay más conciencia y mejores leyes”, explica Cristóbal. “Ellos no tienen perros abandonados, y mientras tanto, nosotros aquí seguimos con una ley que solo genera más problemas.”
Si no nos escuchan en los despachos, saldremos a la calle, denunciaremos y pelearemos hasta que consigamos lo justo
Y es que para Cristóbal, la solución a este problema radica en una reforma profunda de la ley. “Necesitamos una legislación que se base en la educación, el comportamiento y el bienestar animal, no en la apariencia o en la raza”, subraya. También es crucial, según él, que los responsables de perros reciban formación sobre tenencia responsable y que los refugios tengan los recursos necesarios para ofrecer una segunda oportunidad a los perros, sin importar su raza. “Las leyes deberían fomentar la adopción y la integración, no la exclusión y la condena.”

Madrid acoge una manifestación para exigir la derogación inmediata de la injusta Ley PPP
Manifestación
El futuro de los perros PPP: un llamado a la acción
Pero el tiempo apremia. “Llevo años reuniéndome con administraciones y presentando informes científicos, pero seguimos con una ley obsoleta que solo genera más problemas”. Por eso, la movilización es clave. “Si no nos escuchan en los despachos, saldremos a la calle, denunciaremos y pelearemos hasta que consigamos lo justo.” Porque estos perros no son un peligro, son víctimas de un sistema que les ha dado la espalda. Y es que, de cara a la concentración contra la Ley PPP que han organizado en Madrid, Cristóbal se muestra crítico con los políticos, sobre todo con uno en concreto: “Según informaciones de dentro del ministerio de derechos sociales, el ministro (Pablo Bustinduy) tiene intenciones de no hacer mucho ruido hasta las siguientes elecciones para pasarse al PSOE. Rumor que no queremos creer, prefiriendo pensar que los representantes políticos de la ciudadanía cumplirán con sus compromisos de cambiar las normativas que se aceptaron en su día en Consejo de Ministros”.
Manifestación en Madrid
5 de abril
Hora: 11:00 a 13:00 horas
Lugar: Paseo del Prado, 18 (Madrid), frente al Ministerio de Derechos Sociales
Organizador : Plataformas “Unidos en Apoyo a las Razas PPP” y “Profesionales VS LEY PPP”
Cristóbal lo tiene claro: “Las leyes deberían fomentar la adopción y la integración, no la exclusión y la condena.” Y es que detrás de cada perro señalado por su apariencia hay una historia que podría haber sido diferente, un compañero fiel que solo necesita una oportunidad.
Al final, no se trata de razas ni de etiquetas. Se trata de entender que el problema nunca estuvo en los perros, sino en cómo decidimos mirarlos. En nuestras manos está cambiar su destino.