La pandemia y el confinamiento contribuyeron a poner en valor los espacios exteriores de las viviendas, que revalorizaron los pisos hasta un 50%, según algunos estudios. Esta querencia, sin embargo, contrastaba con las tendencias arquitectónicas y los ritmos de las épocas constructivas de mayor auge, en las que los espacios exteriores no siempre habían sido una prioridad, de manera que se evidenció un gap entre la tipología de pisos que la gente demanda y los que realmente existen.
En aquel contexto, algunas administraciones movieron ficha y, en el caso del Gobierno vasco, se aprobó un decreto que facilitaba la construcción de balcones, tanto en edificios nuevos como en los ya existentes. Ahora, cinco años después del confinamiento, tres edificios de viviendas de Amurrio, construidos en los años 90, serán las primeras viviendas públicas vascas en incorporar balcones prefabricados, una solución que podría tener mucho recorrido.

Imagen de los balcones personalizables de la empresa ULMA que se instalarán en Amurrio
Visión del Gobierno vasco
“Si conseguimos que el piloto funcione, permitiría añadir balcones a miles de viviendas”
“Se trata de edificios de estructura de hormigón y ladrillo caravista. Media España está construida así. Si conseguimos que el piloto funcione permitiría añadir balcones a miles de viviendas”, explica Pablo García Astrain, director de Vivienda, Suelo y Arquitectura del Gobierno vasco.
Este proyecto de Amurrio funcionará como una experiencia piloto que permitirá mejorar la habitabilidad de 21 viviendas del parque público de alquiler, sin afecciones en el espacio público a pie del edificio. En este caso, se trata de balcones personalizables y prefabricados de la empresa ULMA, que se han adaptado a un proyecto dirigido a mejorar la envolvente energética, la accesibilidad y la habitabilidad de estas viviendas públicas.
El proyecto de Tecnalia
Más allá de este caso concreto, no obstante, el proyecto marca una dirección en la que se están moviendo diferentes iniciativas en el País Vasco. Una de las más innovadoras llega de la mano de Tecnalia, que ha desarrollado un prototipo que puede ser instalado en cuestión de horas y pensado para que se pueda generalizar en viviendas edificadas durante los años de mayor auge en la construcción.
Este centro vasco de investigación aplicada y desarrollo tecnológico, que cuenta con 1.500 trabajadores, se empezó a mover en torno a la idea de construir balcones modulares a raíz de la realidad en ciernes propiciada por la pandemia, en aquel contexto de creciente interés por los espacios exteriores de las viviendas y en el que se llegó a hablar del ocaso de los pisos sin balcón.
“Como centro tecnológico necesitamos adelantarnos a las necesidades que aún no existen en el mercado. Y esta es una de las necesidades que detectamos. Veíamos tendencias que iban en la misma dirección. Por un lado, Alokabide, la empresa vasca que gestiona el alquiler social, ya se había dado cuenta de que la mayor parte de sus viviendas no tenían balcones. Por otro Visesa, la sociedad para la promoción de vivienda pública nueva, ya estaba pensando en industrializar balcones para obra nueva. Las tendencias iban en la misma dirección”, explica Ainhoa Pérez de Arrilucea, arquitecta, investigadora y gestora de proyectos.

Recreación del balcón modular Balin, creado por el centro tecnológico Tecnalia
Instalación sencilla
El prototipo diseñado por Tecnalia se puede instalar en pocas horas
El balcón modular Balin, como ha bautizado Tecnalia a su prototipo, está pensado para que pueda ser instalado en cuestión de horas. De hecho, en una de las pruebas de instalación el prototipo se instaló en tres horas, aunque desde Tecnalia creen que los tiempos se pueden reducir de manera sustancial. A la instalación del módulo únicamente habría que sumar los trabajos de carpintería dirigidos a colocar las ventanas balconeras, de manera que la producción industrializada haría que el tiempo de instalación fuese mínimo.
En cuanto al presupuesto, desde Tecnalia prefieren no ofrecer cifras concretas, aunque señalan que se trataría de un montante reducido, similar al que se puede invertir en acometer intervenciones habituales en otros espacios de la vivienda.
La tipología de los años 60 y 70
El proyecto de Tecnalia se ha inspirado en otras experiencias arquitectónicas que se han llevado a cabo en Europa y Estados Unidos; sin embargo, incorpora una gran novedad: se trata de estructuras modulares que pueden adaptarse a viviendas construidas durante los años de mayor auge en la construcción.
“Hemos encontrado balcones modulares para obra nueva, pero no dirigidos a la rehabilitación. Este balcón está preparado para la tipología edificatoria más vulnerable, la de los años 60 y 70, la época constructiva de mayor auge en el País Vasco, pero también en España y en Europa. El hormigón era diferente en aquellos años, y estos balcones se adaptan también a esa realidad”, añade Ainhoa Pérez de Arrilucea.
Este balcón modular se adecúa a la normativa del Gobierno vasco, que en su decreto recoge que los balcones de nueva construcción -o instalación- deben tener un mínimo de cuatro metros cuadrados, si bien se trata de un proyecto adaptable a otras realidades.
En este momento, el sistema está desarrollado, calculado y con un prototipo ya construido. Un segundo prototipo se está construyendo de cara a la feria Rebuild de Madrid, y únicamente falta certificarlo y cerrar el modelo de negocio para poder lanzarlo al mercado.
De cara a la comercialización, en este proyecto participa, además de Tecnalia, un Consorcio de empresas vascas formado por el fabricante del sistema Talleres Gorlan, el instalador, Construcciones Zabalandi, la empresa de instalaciones Domusa y, finalmente, la desarrolladora del gestor energético Etxesoft. Asimismo, el proyecto ha contado con la colaboración de la empresa IDK y la propuesta ha formado parte del programa Hazitek del Gobierno vasco.
Se prevé que estos balcones puedan incorporar sistemas de generación renovable de energía eléctrica, sistemas de ventilación y un gestor energético inteligente.
El proyecto, por otro lado, se alinea con dos tendencias de calado. La primera es la de la construcción industrializada, un enfoque que lleva a construir una parte de las edificaciones en fábricas para proceder, finalmente, a su ensamblaje.
La segunda es la de la circularidad. “Según las estimaciones del INE, casi el 90% de la vivienda que va a existir en 2050 ya está construida a día de hoy. Sigue quedando terreno edificable, pero la rehabilitación va a coger fuerza. Este proyecto es coherente con la idea de la circularidad y los objetivos de prolongar la vida de los edificios, mejorando los que existen”, señala Jorge Torres Barriuso, arquitecto técnico e investigador de Tecnalia.