El primer semestre del 2025 pone de relieve de nuevo la importancia estratégica de la navegación mercante y los puertos en los frágiles equilibrios entre las grandes potencias. Los últimos días han sido especialmente convulsos a causa de la creciente tensión política global.

Avión destruido en el aeropuerto de Saná, capital de Yemen, tras el bombardeo israelí del 6 de mayo
India respondió la semana pasada al ataque terrorista del 22 de abril con la prohibición de entrada en sus puertos de barcos y mercancías de Pakistán. El castigo fue replicado por su vecino, antes de que los dos países se enzarzaran en un fuerte intercambio de fuego que rompió por unos días la siempre precaria paz entre dos potencias nucleares.
En el mar Rojo, los ataques contra los hutíes se han intensificado, llegando a su cénit con el ataque israelí al puerto de Al Hudaydah. Los bombardeos occidentales están reduciendo la capacidad de los rebeldes yemeníes de atacar a la navegación mercante que cruza el estrecho de Bab el Mandeb. En consecuencia, las grandes navieras se plantean de nuevo volver a navegar por las turbulentas aguas del mar Rojo y el canal de Suez. No obstante, la semana pasada los hutíes se comprometieron con Estados Unidos a un alto el fuego.
Sin embargo, más al norte, escalan las tensiones, como consecuencia de los ataques a Port Sudán por parte de los rebeldes del RSF. Al sur de Bab el Mandeb, en el cuerno de África, el enfrentamiento entre Etiopía y Somalia se suaviza gracias a la mediación turca. Los tres países negocian un acceso al mar para Etiopía, después de que este haya renunciado a conseguir un puerto con los rebeldes de Somalilandia.
La explosión en el puerto iraní de Shahid Rajaee en abril causó decenas de víctimas
Al norte, en el golfo Pérsico, que Trump pretende bautizar como “golfo Árabe”, la sospechosa explosión en el puerto iraní de Shahid Rajaee a finales de abril, causó decenas de víctimas. El puerto está ubicado en el estrecho de Ormuz, punto de paso vital para el suministro global de petróleo y gas. La deflagración de cisternas químicas que podían ser usadas con fines militares, se producía coincidiendo con las negociaciones americano-iraníes y las nuevas advertencias del estado hebreo sobre el programa nuclear iraní.
En Estados Unidos, el gobierno de Donald Trump ha suspendido de momento la aprobación de multas a los barcos fabricados en China que escalen en sus puertos, cuyo doble objetivo era desacoplar su economía respecto al gigante asiático e intentar atraer construcción naval a suelo americano. Los dos países se han dado este fin de semana noventa días para cerrar un acuerdo comercial. La guerra arancelaria americana ya ha reducido más de un 30% el tráfico de mercancías con origen en China en los puertos de California, cuyos estibadores amenazan con acciones de protesta ante la caída de la actividad.
La venta a un consorcio occidental de los activos portuarios gestionados por la empresa china Hutchison, que incluía terminales de contenedores en Panamá, está bloqueada por las autoridades chinas, tras la euforia de Trump por el acuerdo inicial de venta.
Los próximos meses traerán nuevos sobresaltos a un sector clave para la estabilidad de la economía mundial. El interés de las grandes potencias en el control de puertos y vías navegables internacionales se ha vuelto todavía más estratégico en el mundo multipolar en el que nos hemos adentrado definitivamente en este siglo XXI.