El Prat negocia con China para aumentar vuelos y plantar cara a Barajas

El futuro del aeropuerto

Las frecuencias autorizadas con España rozan el límite dominadas por Madrid

Primer vuelo directo Barcelona-Shenzhen, vuelos internacionales, aeropuerto El Prat, Jaume Collboni y el vicepresidente de Shenzhen airlaines Zhou Zhiwei

Un avión de Shenzhen Airlines en el aeropuerto de El Prat

Ana Jiménez

El Comité de Desarrollo de Rutas Aéreas (CDRA) del aeropuerto de Barcelona ha iniciado negociaciones con aviación civil de China para intentar modificar el acuerdo bilateral que rige las conexiones aéreas entre España y el gigante asiático. Éste establece un máximo de cien vuelos semanales entre ambos países, y ya se está llegando al límite. De no aumentarse, El Prat corre el riesgo de quedarse rezagado en un mercado estratégico. Mientras, Barajas ha dado un gran salto que lo ha situado en una posición privilegiada como enlace con China desde el sur de Europa.

En juego están inversiones milmillonarias, relaciones empresariales y la llegada de un turismo de alto poder adquisitivo. En este contexto se enmarca la visita el pasado abril del presidente del Gobierno a Pekín en busca de acuerdos económicos; o la que realizará el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, en julio con el mismo objetivo. Una buena conectividad aérea es esencial para atraer estas deseadas inversiones.

Las gestiones se han iniciado, confirman desde el CDRA, con reuniones en diferentes frentes para encontrar una solución. Además, el organismo participado por la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona, Aena y la Cambra de Barcelona ha informado por carta a la aviación civil asiática de su propuesta. La ampliación del aeropuerto de Barcelona, cuyo proyecto presentará en unos días Illa, permitiría también dar cabida a un mayor número de vuelos con China.

El acuerdo con Pekín fija un máximo de 100 conexiones semanales; la mayoría son con la capital española

Ahora bien. Para ello, además de contar con más capacidad y una infraestructura adecuada, El Prat ha de lograr un incremento de los derechos de frecuencias. Ahí es donde el CDRA ha movido ficha.

Las aerolíneas tienen libertad para decidir sus vuelos dentro de Europa, gracias al acuerdo conocido como Open Skies. Ocurre lo mismo con las conexiones entre Europa y Estados Unidos, donde cada compañía puede decidir los destinos que ofrece entre ambas regiones y el número de frecuencias. Pero no ocurre lo mismo con otros muchos países. Es el caso de China, con la que España tiene suscrito un acuerdo bilateral. Éste marca una limitación de capacidad de cien frecuencias semanales para el transporte de pasajeros, correo y carga entre cualquier punto de España y puntos en China. 

En estos momentos, se están ofreciendo 85 vuelos semanales de media entre ambos países, indican los datos de la consultora OAG. Estos datos, sin embargo, no incluyen los vuelos a Hong Kong, por lo que la operativa estaría aún más cerca del límite de las 100 frecuencias. El margen para crecer, por tanto, es muy escaso.

La mayoría de estas conexiones están además copadas por Barajas. El aeropuerto madrileño tiene programados para este 2025 un total de 1.528 vuelos hacia China según OAG –29 por semana solo de ida–, con capacidad para 442.885 pasajeros. Las aerolíneas que ofrecen estas conexiones son Air China, Beijing Capital Airlines, China Eastern, Hainan Airlines, Sichuan Airlines, además de Cathay, con el vuelo a Hong Kong.

De no aumentar las rutas, el aeropuerto de Barcelona tendrá difícil sumar más destinos

Se trata de una operativa que supera de largo la de Barcelona. Las compañías han preparado 671 vuelos para todo este 2025 desde El Prat hacia China –13 a la semana de media–, con 208.452 plazas –ver gráfico–. Los vuelos están operados por Shenzhen Airlines (Shenzhen) y Air China (Pekín y Shanghai), además de Cathay con la ruta a Hong Kong.

El número de pasajeros entre uno y otro aeropuerto y China tampoco tiene comparación. Barajas transportó el año pasado 628.000 personas entre los dos países, mientras en El Prat fueron 250.000 viajeros. En los primeros cuatro meses de este 2025, la proporción sigue igual. Barajas ha transportado en ese periodo a casi tantos pasajeros como los que Barcelona tiene programados para todo el 2025, más de 246.000. Por su parte la capital catalana cuenta con 98.326 viajeros con China de enero a abril –últimos datos disponibles–.

Pero no sólo basta con una buena infraestructura y resolver las limitaciones legales para aumentar los vuelos al país asiático. Las aerolíneas han de querer cubrir la ruta entre Barcelona y China porque les resulte un negocio rentable. En estos momentos, la conectividad entre Asia y Europa está controlada casi al cien por cien por las compañías orientales. Tienen la ventaja de poder sobrevolar el espacio aéreo ruso, al contrario que las europeas, con lo que ahorran tiempo, combustible y dinero en estos trayectos.

El Comité de Desarrollo de Rutas Aéreas ha iniciado gestiones con aviación civil del gigante asiático

Es por ello que todos los esfuerzos están puestos en atraer compañías asiáticas que estén dispuestas a cubrir esas rutas para abrir nuevos mercados. A partir de septiembre Barcelona sumará una nueva ruta con Shanghai, que cubrirá China Eastern. Será la primera vez que la ciudad contará con cinco rutas directas con el país asiático.

Aparte de los conexiones actuales, el CDRA se ha fijado como destinos estratégicos las ciudades chinas de Guangzou, Hangzhou y Chengdu, algunas de las urbes con mayor actividad económica de aquel país. En los últimos años, China ha duplicado su presencia económica en España. En el 2018, las importaciones procedentes del gigante asiático ascendían a 25.000 millones, pero tras la pandemia, en el 2022, se duplicaron hasta casi 50.000 millones. El año pasado llegaron a los 45.000 millones, unas cifras que demuestran la creciente implantación del capital chino en España. En cambio, España exportó bienes a China por 7.500 millones. El déficit comercial es evidente.

Las apuestas empresariales de China en España también se han multiplicado. Algunas de las más relevantes son la fábrica de vehículos de Chery en la Zona Franca de Barcelona, la planta de baterías de CATL en Zaragoza, el proyecto de Nvision en Navalmoral de la Mata para construir baterías o la planta solar de China Three Gorges en Murcia. Los dos países pueden estar más conectados que nunca.

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