Aguas turbulentas en el 2024

Comercio internacional: tráfico marítimo

La navegación mercante, uno de los pilares de la economía mundial, también ha sufrido las crisis políticas, económicas y climáticas que han azotado el planeta

Un portacontenedores cerca de Manhattan, este lunes

Un portacontenedores navegando ccerca de Manhattan a principios de este 2024 

Caitlin Ochs / Reuters

2024 ha sido un año convulso en tierra firme y en los mares que la rodean. La navegación mercante, uno de los pilares de la economía mundial, también ha sufrido las crisis políticas, económicas y climáticas que han azotado el planeta.

El año empezó con el desvío por el cabo de Buena Esperanza de buena parte de los buques que utilizaban el mar Rojo y el canal de Suez, para evitar así los ataques hutíes en solidaridad con los palestinos de Gaza. La nueva ruta para conectar Asia con Europa y el Mediterráneo, más larga, ha empujado los fletes al alza, lo que ha disparado los beneficios de las compañías navieras de contenedores.

Cincuenta millones de contenedores manipulados ha alcanzado por primera vez el puerto de Shanghai, el mayor del mundo

El desvío obliga a entrar en el Mediterráneo por Gibraltar, lo que ha incrementado de forma notable el tráfico de los puertos españoles, acogiendo operaciones de transbordo que antes se hacían en el Mediterráneo oriental. Barcelona ha liderado la subida en contenedores. Algeciras ha visto crecer también el tráfico con el norte de África hasta alcanzar la cifra récord de más de medio millón de camiones, resultado del crecimiento de la economía marroquí, junto a Turquía, muy beneficiada por la regionalización de la globalización. En Valencia, poco antes de la tragedia de la dana, la hiperactividad del ministro Puente contribuyó a desbloquear la ampliación norte del puerto.

El Mediterráneo también se ha visto afectado por la guerra en Ucrania. En el mar Negro los incidentes marítimos han sido frecuentes. El último, a finales de año, con el choque de dos cargueros rusos en el mar de Azov. En el otro extremo del Mediterráneo, cerca de Gibraltar, a finales de año se produjo una explosión en el carguero ruso Ursa Major , probablemente a manos ucranianas.

En el Báltico, la tensión ha subido un grado tras la rotura de cables submarinos, supuestamente por parte de cargueros rusos o chinos. Las dificultades para acceder a los mares Negro y Báltico han obligado al presidente ruso, Vladímir Putin, a impulsar la ruta Ártica en colaboración con China. En septiembre, por primera vez se encontraban en sus aguas dos portacontenedores chinos, uno de casi 5.000 contenedores de capacidad, el mayor que ha surcado el Ártico.

Tampoco ha sido un año tranquilo en el Pacífico y el Atlántico. El desarrollo de la inteligencia artificial y la automatización han puesto en pie de guerra a los estibadores norteamericanos, que ven peligrar sus puestos de trabajo. Han respondido con huelgas y obtenido el sorprendente apoyo de Donald Trump a sus reivindicaciones. El tráfico de mercancías en los puertos americanos también se ha visto afectado por las tensiones geopolíticas. Las estadísticas del principal complejo portuario, Los Ángeles-Long Beach, muestran un acusado descenso de la llegada de contenedores de China, que están siendo sustituidos por los de Vietnam y las importaciones por vía terrestre desde México, a menudo de productos chinos que usan el país azteca para evitar los aranceles americanos.

Barcelona lidera la subida en contenedores tras los problemas en la ruta del canal de Suez

Trump ha acabado el año amenazando con recuperar el canal de Panamá si este no baja el peaje que cobra por el tránsito de los barcos. La vía de comunicación que conecta el Pacífico y el Atlántico sigue sufriendo la escasez de lluvias, que obliga a limitar el número y dimensiones de los buques que lo transitan.

Al otro lado del Pacífico, el puerto de Shanghai ha alcanzado por primera vez los 50 millones de contenedores manipulados, ampliando así la distancia con el segundo, Singapur. Los diez primeros están en Asia, el nuevo epicentro económico global.

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