Éramos pocos y llegó el Mundial

Por la escuadra

Nunca el fútbol fue tan exprimido. Este domingo comienza el Mundial de clubs que organiza la FIFA en Estados Unidos, ironías del destino. Una gran parte de los espectadores serán latinos, lo que brinda a los servicios de inmigración la oportunidad de oro de detener a algunas decenas de aficionados de una tacada a poco que les falte algún documento. Es pura especulación, incluso ciencia ficción pero ¿acaso no lo es este mandato de Trump? Y dos: el modelo de negocio del fútbol se ha americanizado.

GOL MESSI MUNDIAL CLUBS 2009 AP

Un gol de Messi en el Mundial de Clubs de 2009 

AP

El Mundial de clubs ha venido para quedarse, afirman los amos del negocio, y se disputará cada cuatro años. Dicho en otras palabras: el descanso futbolístico en junio se limitará a uno de cada cuatro años (ver Eurocopa, Mundial, Copa América).

Una estrella no puede quejarse del exceso de partidos si después pide contratos estratosféricos

A bote pronto, los aficionados coinciden en que las temporadas son excesivamente largas y el número de partidos excesivo. A bote pronto, todo el mundo es bueno, todos queremos la paz en el planeta y todos somos formidables...

La FIFA no tiene un pelo de tonta y nunca dejará escapar un negocio, mucho menos en el momento más rentable de la historia. ¡Si globalizamos el fútbol cuando no había pasta y celebramos un Mundial en el remoto Uruguay allá por 1930 no querrán que renunciemos en plena expansión del negocio! ¡Precisamente ahora! Porque si la FIFA no organizase este Mundial de clubs tan extraño, inoportuno y estrafalario posiblemente lo haría alguien y de ser rentable el experimento ese alguien añadiría más clubs a la competición, más partidos y más pasta a repartir.

La FIFA conoce las altas y las bajas pasiones del fútbol. Cuando alguien ha puesto reparos al Mundial de clubs en los Estados Unidos de Donald Trump, los caballeros de Zurich han deslizado, educadamente, una cifra: el torneo repartirá 1.000 millones de dólares en premios. ¿Alguna pregunta más?

Las cifras tienen algo de espejo sin opción de engaños. ¿Están dispuestas las grandes estrellas a ganar menos –nada, acaso un 5%–, y renunciar a otro campeonato sobre sus piernas? Todo club podría decir a sus jugadores: usted cobrará tanto más si disputamos la competición o cobrará tanto menos si se toma unas merecidas vacaciones. No se quejen de un exceso de partidos y nosotros –y los aficionados– no nos quejaremos de unos contratos astronómicos que permiten, llegado el verano, paseos en megayates.

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