Frederick Forsyth intentó retirarse más de una vez. Parecía que, tras la publicación de sus memorias, bautizadas como El intruso –pues así aseguró sentirse en más de una ocasión a lo largo de su vida–, el escritor no iba a volver más al mundo literario. “No tengo mucho más que contar”, aseguró entonces a la prensa británica. Sin embargo, el ciberespacio y el ciberespionaje le hicieron volver en 2018 con un nuevo thriller, El zorro (Plaza & Janés). Han sido muchos los que, desde entonces, y en vista del contexto geopolítico mundial, le han pedido que continúe con su labor, pues sus conocimientos como ex espía del MI6, el servicio de inteligencia exterior del Reino Unido, eran muy valorados. Sin embargo, todo queda ahora en un deseo. El mundo de las letras se ha despedido este lunes de este superventas que nació en Ashford, Reino Unido, hace 86 años.
La cadena BBC, en la que trabajó durante años, ha sido la encargada de hacer pública la noticia. Poco después, Jonathan Lloyd, presidente de su agencia literaria, Curtis Brown, ha ofrecido algún detalle más como, por ejemplo, que ha fallecido de madrugada, rodeado de su familia tras una breve enfermedad. Luego, ha lamentado que el mundo perdiera “uno de los mejores escritores de thriller”, lo que le llevó a recibir la distinción honorífica de Comandante de la Orden del Imperio Británico, entre otros reconocimientos.
Escribir es uno de los trabajos más apacibles porque no aplastas a nadie”
A lo largo de su carrera, escribió más de 25 libros y superó los 75 millones de ejemplares en ventas. El espionaje tenía un importante peso en sus tramas, pese a que en 2019 confesó a La Vanguardia que, “cuando cayó el muro de Berlín, ni yo ni nadie imaginamos que treinta años después seguiríamos escribiendo de espías. La Guerra Fría se había acabado. Teníamos los dividendos de la paz. Pero pronto las cosas tomaron otra dirección. El 11-S, Al-Qaeda, Irán, China y Rusia volviéndose agresivas... Hemos vuelto a otra Guerra Fría”, lamentó.
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La novela, El día del chacal, publicada en 1971, lo catapultó a la fama. Escrita en tan solo 35 días, Forsyth mostraba a un asesino contratado por el grupo terrorista francés OAS a comienzos de los 60 para matar a Charles de Gaulle, el entonces presidente de Francia. Se convirtió en un clásico, pese a que en un inicio fue rechazado por múltiples editores, que temían que la historia tuviera fallos, pues De Gaulle no murió entonces. El libro ha resurgido recientemente tras la adaptación audiovisual Chacal, realizada por Ronan Bennett y protagonizada por Eddie Redmayne, Lashana Lynch y Úrsula Corberó.
Tanto la pequeña como la gran pantalla siempre han querido a Forsyth. Además de la citada novela, de la que se han hecho varios filmes, también se han adaptado otros de sus grandes títulos, como Odessa, Los perros de la guerra o Manifiesto negro, entre tantos otros. Además, la BBC anunció ayer que estrenará este 2025 un documental sobre el escritor que se titulará In my own words (En mis propias palabras). Algo que seguramente Forsyth hubiera imaginado durante su etapa de piloto en la Real Fuerza Aérea Británica, donde empezó a servir en 1956, con tan solo diecinueve años, convirtiéndose en uno de sus integrantes más jóvenes.
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Dos años más tarde, se pasó al reporterismo, donde se hizo un nombre, primero en la agencia de noticias Reuters y, más tarde, en la BBC. En 1967 cubrió el conflicto entre Biafra y Nigeria, en cuyo contexto –como confesaría décadas más tarde –empezó a colaborar con el servicio de inteligencia, tarea que alargó veinte años. Finalmente, en medio de acusaciones sobre reportajes “sesgados”, dejó la cadena y se convirtió en escritor independiente. “Escribir es uno de los trabajos más apacibles porque no aplastas a nadie”. Un mantra que defendió hasta el final.
