La decimoctava Noche del Galerismo, la gran velada del arte en Catalunya, cuenta desde ayer con una nueva incondicional, Carmen Thyssen, a la que los galeristas otorgaron un galardón creado pensando en ella -aunque con la esperanza de que surjan muchos otros candidatos en el futuro–, por su decidida apuesta por el coleccionismo y la futura apertura de un nuevo museo en Barcelona.
La baronesa recogió el premio al Fomento de las Artes Visuales en el curso de una ceremonia en el Museu d'Art Contemporani de Barcelona (Macba), a la que asistió una amplia representación del mundo artístico y político, como el alcalde Jaume Collboni. Los otros dos protagonistas de la noche, en los que recayeron los GAC honoríficos en reconocimiento a toda una trayectoria, fueron el galerista Miquel Alzueta (Barcelona, 1956) y la artista Eugènia Balcells (Barcelona, 1943), pionera del arte contemporáneo en Catalunya y una de sus creadoras más internacionales.
“El arte es para todos los corazones y para todas las almas”, declaró Carmen Thyssen, que se mostró muy feliz de poder tener un museo en su ciudad, y se convirtió en objeto de todas las miradas y la persona con la que quería hablar todo el mundo. Por su parte, Eugènia Balcells se declaró “sorprendida por el premio, yo que nunca he tenido una galería”.
Benito Padilla, presidente de la Asociación de Galerías de Arte de Catalunya, la organizadora de los premios en colaboración con la asociación Art Barcelona, admitía que el sector vivía un momento de gran complejidad, “un mundo en el que lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer”, pero que eso lejos de ser catastrófico debería servir de estímulo para reinventarse y hacer frente a nuevos retos. La fiesta continúa gracias a una inquebrantable voluntad de exigencia y de resistencia, con sus dosis de audacia e imaginación. Eso es lo que ha hecho grandes pequeñas iniciativas como la de Chiquita Room, el espacio fundado hace solo seis años por Laura González Palacios, que recibió el GAC a la mejor programación anual en galería con “proyectos que reflejan temas relevantes para la sociedad contemporánea, al tiempo que explora la expresión artística a través de la interacción del arte con otras disciplinas”, según el jacta del jurado presidido por la crítica Conxita Oliver.
La Noche del Galerismo premia a Lluís Corominas, Montse Frisach y la galería Chiquita Room
Los premios destacaron también a nombres del pasado insuficientemente valorados como el de Olga Sacharoff, cuya exposición le ha valido a Art Petritxol el premio a la mejor exposición histórica, y creadores del presente que merecerían mayor atención en los museos como Joaquim Chancho, cuya exposición comisariada por Fede Montornés en torno a su obra de los años setenta, mereció el premio a la mejor exposición en galería de artista consolidado para Marc Domènec. Por su parte, el correspondiente a media carrera fue ex aequo para la galería Artiur Ramon, por la instalación U n altra imaginació , de Jordi Ortiz, y la pujante House of Chappaz, por la exposición Noi de poble , de Carles Congost. Y aún hubo una cuarta para el artista emergente, en este caso para Bombon Projects, por Firefly , de Lara Fluxà, un conjunto de esculturas aéreas y de instalaciones realizadas con vidrio como metáfora de la fragilidad de los cuerpos.
Lluís Corominas Isern, cuya Fundación cuenta con una sala de exposiciones en Barcelona y dos espacios para laboratorio y residencia de artistas en Banyoles, obtuvo el GAC al coleccionismo, una faceta que compagina con la de mecenas de jóvenes artistas a través del patrocinio de diversos premios. Por su parte, el proyecto llevado a cabo por Montse Frisach, Visites inesperades , por el que obras de fondos de galerías se presentaron en las colecciones permanente de diversos museos de Catalunya, fue reconocida con el GAC al mejor comisariados. El premio de la crítica recayó en Pilar Parcerisas “por su investigación y estudio del arte en diferentes campos de investigación y por el impulso de proyectos culturales especiales de nivel internacional”. Por último, el de medios de comunicación acabó en manos de Ni Mona ni Lisa, un espacio de mediación y divulgación cultural en artes visuales con perspectiva de género.